Utilidad positiva de la limitación de nuestro conocimiento en la crítica kantiana

¿De qué nos sirve no admitir o no reconocer la limitación de nuestro conocimiento, si, en realidad, es limitado? Si no reconocemos la limitación real de nuestro conocimiento, lo único que conseguimos es la disputa sin fin (la dialéctica), pues todos nos creemos autorizados a dar por establecidas posturas, que, en realidad, nunca se pueden establecer como conocimientos consolidados, sino sólo como doctrinas impuestas o como meras opiniones… En cambio, si reconocemos la limitación de nuestro conocimiento, las disputas cesan y entonces todos podemos dedicar todas nuestras capacidades a tareas de conocimiento sólo en aquello en lo que realmente podemos coincidir (lograr acuerdos), siendo tolerantes en todo aquello de lo que hay libertad de pensamiento. Y esto es algo que beneficia a la humanidad en su conjunto: avance en los conocimientos posibles; tolerancia en los pensamientos libres.

Según Kant, la limitación del campo del conocimiento sólo perjudica a los dogmáticos, que son aquellos que tienen intereses en toda esa parte de los conocimientos en la que jamás podríamos ponernos de acuerdo entre todos, y que, sin embargo, ellos tratan de imponer como doctrinas metafísicas. Por mucho que cerremos nuestros ojos al hecho de que nuestro conocimiento es limitado, no por ello vamos a conseguir nunca conocer realmente más sobre todo aquello que no podemos conocer. Pero esa ignorancia puede ser aprovechada por supuestos expertos, que se nos presentan como «exclusivos conocedores y guardadores de unas verdades de las que no comunican a la gente más que el uso, reservando para sí la clave» (B XXXIII).

Quede claro, pues, que, si no reconocemos los límites de nuestro conocimiento, no por ello vamos a conseguir ampliarlo efectivamente (pues es imposible). Antes bien, lo que conseguimos, por el contrario, es perder esa otra posibilidad que tenemos de hacer un uso diferente de nuestra razón, que no es para conocer (teóricamente) lo dado, sino para pensar incluso en lo que no existe, como cuando queremos crear algo nuevo: perdemos, en definitiva, la capacidad práctica de la razón, que no se limita a lo dado, sino que es espontánea o autónoma, libre, creadora. En el conocimiento teórico, la razón (el entendimiento) piensa primero, concibe (conceptos), y luego comprueba, mediante la experiencia sensible (aplica los conceptos a intuiciones), para constatar o dar por establecido un conocimiento.

En el conocimiento práctico, en cambio, la razón piensa o concibe primero lo que quiere, cómo lo quiere, libremente, y luego simplemente trata de realizarlo, a su voluntad. En el uso teórico de la razón, ésta no es libre, sino que depende de la experiencia (es heterónoma): ha de atenerse a las intuiciones sensibles, donde los objetos nos vienen dados. En el uso práctico de la razón, en cambio, ésta es autónoma, es libre y actúa a voluntad propia.

Además, si no reconocemos los límites de la razón y pretendemos ampliarlos mediante presuntos conocimientos teóricos metafísicos, más allá de nuestra experiencia posible, al final, según Kant, lo que se consigue es más una reducción que una ampliación efectiva de nuestros conocimientos. Pues, al pretender contrastar los supuestos conocimientos teóricos metafísicos, la experiencia siempre los va a desmentir, en el sentido, de que nunca los va a poder constatar. Y esto nos llevaría a lo que se llama reduccionismo, que es suponer que sólo lo que la experiencia constata es verdadero y, por tanto, como lo metafísico no se puede constatar mediante la experiencia, entonces no existe. Según Kant, los conocimientos metafísicos no sirven para ampliar teóricamente nuestro conocimiento más allá de la experiencia, pero sí para ampliarlo prácticamente. Es decir, la metafísica no añade conocimientos teóricos metafísicos a los conocimientos empíricos, sino conocimientos prácticos. Y estos son conocimientos que no nos dicen cómo son las cosas, sino, antes bien, cómo deben ser o cómo queremos que sean.

Publicado anteriormente, el 22/05/2011 20:44, en:
http://philosophiapractica.blogspot.com/2011/05/utilidad-positiva-de-la-limitacion-de.html

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